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Desalación sostenible: lograr la seguridad hídrica y las metas climáticas

Matan Lev-Ari | Business Development Manager, IDE Assets | octubre 9, 2024 | Tecnologías

El Acuerdo de París de 2015 es un tratado internacional monumental centrado en la lucha contra el cambio climático. Estableció una meta global para limitar el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados, con un objetivo ideal de mantenerse por debajo de 1,5 grados. El acuerdo hace hincapié en la necesidad de realizar la transición hacia fuentes de energía renovables y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. En particular, subraya la importancia de garantizar los recursos hídricos, reconociendo el profundo impacto que el cambio climático tiene en la disponibilidad de agua dulce, con consecuencias de gran alcance para la seguridad alimentaria y la salud de los ecosistemas.

El círculo vicioso del agua: la demanda se dispara, el suministro se desploma

Tal y como se ha señalado durante la reciente COP28, la seguridad hídrica se reconoce cada vez más como un elemento fundamental en la agenda mundial de acción por el clima. Para 2050, el Instituto de Recursos Mundiales prevé que mil millones de personas más sufrirán un estrés hídrico extremadamente alto, especialmente en las zonas menos desarrolladas del mundo. Mientras tanto, se prevé que la demanda de agua aumente entre un 20 y un 25 % a nivel mundial, y se espera que se dispare en regiones con un rápido crecimiento demográfico y una infraestructura hídrica limitada, como muchas partes de África y Asia. 

El círculo vicioso de la escasez de agua es un problema medioambiental crítico agravado por el cambio climático y la alteración de los ecosistemas. A medida que aumentan las temperaturas globales y se alteran los hábitats naturales, los niveles de agua dulce comienzan a descender, lo que conduce a la sobreexplotación de las fuentes de agua restantes. Esta extracción insostenible no solo agota estas reservas vitales, sino que también causa graves daños a la calidad del agua. Los contaminantes aumentan, los sistemas de filtración naturales se degradan y la salud general de los ecosistemas acuáticos se ve afectada. Este ciclo de degradación plantea riesgos significativos no solo para la salud ambiental, sino también para las comunidades humanas que dependen de estas fuentes de agua para el consumo, la agricultura y el saneamiento. Además, la escasez de agua puede ser un potente factor desestabilizador, que contribuye al malestar social, las pérdidas económicas e incluso los conflictos armados.

¿Cómo podemos revertir la tendencia de la escasez de agua?

Desalación: una opción viable para cubrir la demanda de agua

La desalación se ha convertido en una tecnología fundamental para hacer frente a la escasez de agua, ya que ofrece una fuente fiable de agua dulce para las regiones costeras y propensas a la sequía. Al garantizar un suministro constante de agua dulce, la desalación desempeña un papel crucial en el refuerzo de la seguridad alimentaria, ya que permite la productividad agrícola incluso en regiones con recursos hídricos naturales limitados. Además, la desalación impulsa el desarrollo económico, especialmente en las comunidades costeras, al ofrecer un suministro de agua sostenible y fiable que sustenta diversos sectores y mejora la calidad de vida de los residentes. Los océanos del mundo contienen más del 97 % de los recursos hídricos del planeta, lo que proporciona una materia prima ilimitada para la desalación del agua de mar. 

Impulsado por la creciente demanda y la innovación tecnológica, el coste de la desalación ha disminuido significativamente a lo largo de los años, y se está convirtiendo en una opción cada vez más viable. Según un informe del Banco Mundial  del 2018, Se informó de que había 18.426 desaladoras en funcionamiento en más de 150 países, que producían 87 millones de metros cúbicos de agua limpia al día y abastecían a más de 300 millones de personas. 

La desalación, un arma de doble filo 

La desalación, aunque proporciona un alivio esencial en las regiones con escasez de agua, se enfrenta a importantes retos medioambientales y operativos:

  1. Alto consumo energético: La desalación es un proceso que consume mucha energía, ya que se necesitan aproximadamente entre 3 y 4 kilovatios-hora (kWh) de energía para producir solo un metro cúbico (m³) de agua dulce. Esta elevada demanda energética hace que la desalación sea una solución costosa en términos de uso de recursos.
  2. Emisiones de CO2: Debido a sus elevados requisitos energéticos, la desalación contribuye de manera significativa a las emisiones de gases de efecto invernadero. Dado que la mayoría de las desaladoras siguen dependiendo de los combustibles fósiles para una parte significativa de su energía, aumentan la huella de carbono, lo que agrava los problemas de cambio climático que pretenden mitigar mediante el suministro de agua.
  3. Limitaciones de las energías renovables: Lo ideal sería que las desaladoras funcionaran con energías renovables para compensar su impacto medioambiental. Sin embargo, la variabilidad de las fuentes de energía renovables, como la solar y la eólica, que no producen energía de forma constante a lo largo del día o del año, complica su uso. Esta inconsistencia puede suponer un reto para el funcionamiento continuo necesario en las desaladoras.
  4. Los retos de la «energía verde»: La compra de «energía verde» de la tabla A para alimentar las instalaciones de desalación es una práctica llena de ambigüedades. A menudo, la sostenibilidad de esta energía es cuestionable, ya que podría simplemente trasladar la carga medioambiental en lugar de eliminarla. La complejidad de los créditos energéticos y la fuente real de la energía de la tabla A pueden ocultar el verdadero coste medioambiental de la energía verde adquirida.
  5. Inconvenientes del almacenamiento de energía: Para combatir la inconsistencia de las energías renovables, se necesitan soluciones de almacenamiento a gran escala. Sin embargo, estas tecnologías de almacenamiento, como las granjas de baterías, tienen sus propios impactos ambientales. La producción, el uso y la eliminación de los sistemas de almacenamiento pueden provocar un mayor agotamiento de los recursos, contaminación y otros problemas medioambientales.

Estos retos hacen que la desalación sea una solución compleja cuando se considera desde la perspectiva de los objetivos del Acuerdo de París.

El enfoque de IDE para la desalación sostenible 

Reconociendo la necesidad de alinear las tecnologías de desalación con prácticas sostenibles, IDE Technologies ha implementado el modelo de Evaluación del Ciclo de Vida (LCA) para medir y cuantificar la huella de carbono de los procesos de desalación. Esta iniciativa forma parte de la estrategia más amplia de IDE para desarrollar e implementar soluciones que mejoren la sostenibilidad de la desalación, entre las que se incluyen:

  • Uso autosostenible de productos químicos: Se están desarrollando técnicas para producir los productos químicos necesarios in situ utilizando agua de mar, lo que reduce las emisiones derivadas del transporte y la producción.
  • Integración de la energía verde: La tecnología de vapor verde patentada por IDE integra la energía solar en el proceso de desalación, reduciendo la dependencia de fuentes de energía no renovables.
  • Consumo energético eficiente: Las continuas mejoras en la eficiencia operativa garantizan que las plantas IDE consuman mucha menos energía que las instalaciones de desalación convencionales.
  • Gestión avanzada de salmuera: IDE está explorando formas innovadoras de tratar y reutilizar la salmuera, transformando los residuos potenciales en un recurso que puede reutilizarse de forma económica.

Sorek II, la primera planta SWRO impulsada por vapor del mundo, ejemplifica el compromiso de IDE con la desalación sostenible. Opera con una huella de carbono reducida en un 30 % y ofrece uno de los costes de agua más bajos del sector de la desalación, lo que demuestra que la sostenibilidad medioambiental y la viabilidad económica pueden coexistir.

Cuando la seguridad hídrica se une a la sostenibilidad global

A medida que crece la demanda mundial de agua dulce, la necesidad de soluciones sostenibles se hace cada vez más acuciante. IDE Technologies está a la vanguardia de esta transformación, desarrollando tecnologías de desalación que no solo satisfacen las necesidades inmediatas de escasez de agua, sino que también se alinean con las metas más amplias del Acuerdo de París. Al reducir el impacto medioambiental de la desalación y ampliar los límites de la innovación tecnológica, IDE ayuda a allanar el camino hacia un futuro en el que la seguridad hídrica y la resiliencia climática vayan de la mano. Este enfoque equilibrado es imprescindible en nuestro esfuerzo por alcanzar nuestras metas climáticas y garantizar al mismo tiempo la sostenibilidad de los recursos hídricos vitales. El compromiso con la sostenibilidad posiciona a IDE como socio clave para lograr la seguridad hídrica en armonía con las metas climáticas globales.

Matan Lev-Ari
Matan Lev-Ari | Business Development Manager, IDE Assets
Matan Lev-Ari joined IDE Water Assets in 2024 as a Business Development Manager. Matan has over 15 years of experience in international development and economic strategy. He has previously served as a Board member at the Inter-American Development Bank in Washington DC, Chief of Staff to the Director General at the Ministry of Finance and held various roles in finance and business leadership in the high-tech sector. In his current role, Matan focuses on the development of long-term water assets in the Western Hemisphere, including B.O.T. and Public-Private-Partnership projects. He holds a Master's in Policy Management from Georgetown University in Washington DC, an MBA, and a BA in Economics, and Political Science from Bar-Ilan University.
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